Estamos acostumbrados a que se asocie el problema de la obesidad con el alto consumo de carbohidratos, el sedentarismo, antecedentes familiares de obesidad y distintas enfermedades….

Es obvio que el consumo diario de la “comida basura” en detrimento de la alimentación tradicional y los diversos aditivos químicos que ingerimos también influyen.

Del mismo modo, a nadie se le escapa que si ingerimos muchas más calorías de las que quemamos, es matemáticamente imposible no engordar. Pero éstas no son las únicas causas, no pueden serlo cuando en las últimas décadas la llamada “epidemia del siglo XXI” afecta alrededor del 13% de la población europea.

Por eso nos hemos propuesto encontrar cuales son las causas “modernas” que hacen que engordemos más:

Uso de smartphones, tablets y portátiles: Un estudio realizado en Rensselaer Polytechnic Institute en Troy, Nueva York, concluía que el estar expuesto dos o más horas a un dispositivo retroiluminado durante un largo periodo de tiempo (años) aumentaba el riesgo de padecer obesidad.

La falta de sueño está íntimamente relacionada con el hecho de engordar. Últimas investigaciones como la realizada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacan que dormir de forma irregular (menos de seis horas o más de nueve) provoca el descontrol de las hormonas del apetito y la sensación de satisfacción. Así, cuando no descansamos lo suficiente,  el cerebro recibe el mensaje de que el cuerpo está hambriento e incrementa la ingesta de alimentos.

Latas de conservas y plásticos, el último estudio realizado por el Ángel Nadal, del Instituto de Bioingeniería y CIBERDEM de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, relacionaba el compuesto químico bisfenol A, el compuesto químico que se encuentra presente en este tipo de envases, aumentaba el riesgo de obesidad infantil, sobre todo en niñas entre 9 y 12 años.

Antibióticos: desde hace tiempo se sabe que la terapia de antibióticos en animales de granja ha funcionado para incrementar su tamaño, pero además, los últimos estudios apuntan a que la exposición temprana a estos medicamentos también influye en las personas, induciendo al incremento de peso.

Sea por el motivo que sea, la obesidad es una de las principales epidemias que sufre la población moderna. Más allá de la apariencia o el físico, es un problema que afecta gravemente a la salud y que lleva directamente a padecer patologías graves como la diabetes o la hipertensión.

Por lo tanto, seguir unos hábitos de vida saludables e insistir en una buena educación nutricional y en el seguimiento de una dieta adecuada, se han convertido en una de las tareas fundamentales de la sociedad actual.