Estudios de arquitectura, galerías de arte a tiempo parcial, sótanos donde degustar de la mejor comida japonesa y hasta clubes gastronómicos para socios vip y cuyo derecho de admisión no está al alcence de todos. Madrid siempre ha ofrecido las tendencias más cool y como no, en gastronomía no se podía quedar atrás y desde hace algún tiempo ofrece a sus visitantes algunos restaurantes secretos donde la gastronomía se funde en un aura de misterio inigualable.

Ese misterioso aura ejerce su influjo en los comensales, ávidos siempre de nuevas experiencias. Reservados e íntimos, aguantan la paradoja de dejar a un lado el anonimato a base de exclusividad y calidad en sus propuestas. Pero no acaba aquí la cosa, el concepto «clandestino» ha evolucionado a cenas dónde no sabes ni siquiera la ubicación, ni el menú, ni con quién vas a compartir mesa, hasta pocas horas antes del día en cuestión, tan sólo la fecha y el precio del cubierto son los únicos argumentos en los que el comensal tiene que basar su confianza ciega para tomar la decisión.

La experiencia comienza en las horas previas, cuando recibes una contraseña, que por ejemplo hay que teclear el día acordado a la hora indicada para acceder a la cita. Reservar mesa en este tipo de espacios suele ser una aventura ya que pocos son los que tienen acceso y saben cuál es el protocolo a seguir para estar en las exclusivas listas de manera previa. La clandestinidad es parte de su encanto, también la propuesta gastronómica exclusiva, así como el entorno con la intimidad que el comensal requiere.

¿Cuál es su origen?

Los expertos sitúan en Cuba los primeros restaurantes clandestinos. Se trata de «Los paladares», casas particulares a las que se acudía a comer lo que el dueño y cocinero preparaba ese día entre fogones como método de supervivencia económica. De ahí se extendió a Buenos Aires y más tarde a Estados Unidos y Europa. Antes que en España, ya fueron tendencia en Londres, París y Berlín, países en los que chefs y «amateurs» vieron en este tipo de negocios una manera de ganarse el pan en época de vacas flacas. En nuestro país, debemos remontarnos a los furanchos gallegos, también denominados «loureiros», por la ramita de laurel que identificaba que en esa casa se vendía vino. Se encontraban en las bodegas o en los bajos de las casas y, además de un buen trago, se servían hasta los andares del cerdo, así como empanadas, tortillas y queso.

¿Cómo descubrirlos en Madrid?

Estar en la exclusiva lista de comensales en ocasiones se torna complicado bien sea por el precio del cubierto, por la lista de espera o por la combinación de ambas variables. A continuación os dejamos algunos de ellos, unos muy exclusivos y otros al alcance de todos los públicos con el único misterio de su ubicación.

Yugo Sushi & Kobe, un búnker japonés. Al frente de este pequeño local ambientado como un refugio de la II Guerra Mundial se encuentra Julián Marmol, apasionado del país del sol naciente. Aquí podrás disfrutar de la mejor comida japonesa eso sí, para los elegidos que se atrevan a entrar, reciban el código para atravesar su puerta metálica y estén dispuestos a pagar el menú. Yugo es original en todo porque no es sólo un restaurante, es un club donde los socios pagan 200 euros al año solo por pertenecer al mismo, lo que les da derecho a reservar mesa para comer o cenar. Tienen 248 socios, 58 solicitudes y anuncian que cuando lleguen a 375 pararán. Ahora, los interesados pueden vivir la experiencia antes de decidir si quieren o no sumarse a esta especie de sociedad gastronómica. ¡Un viaje exlusivo al pasado!

Calle de Alcalá, 122, 28009 Madrid
Tel. 914 449 034

Asiana, nada es lo que parece. Tienda de decoración durante las horas de Sol y cocina mediterránea con toques de fusión asiática en la noche. El local sólo opera como restaurante a la hora de la cena y siempre bajo reserva. Únicamente poseen siete mesas, una forma de ofrecer al cliente una experiencia lo más íntima posible. Cada noche, sus exclusivas siete mesas son montadas entre antigüedades, para poder disfrutar de una cocina de fusión asiática muy mimada y cuidada al detalle. Todo en un entorno de ambiente cálido, acogedor y entrañable. Es imprescindible reservar con antelación.

Travesía de San Mateo, 4, 28004 Madrid
Tel. 913 104 020

El Club A, uno de los más selectos. Propiedad de Iván Morales y Álvaro Castellanos, responsables de las tabernas Arzábal, el Club A ha sido creado para el uso y disfrute de los más exclusivos socios. Se trata de un espacio casi secreto, cuyo ‘Linving’ o gran comedor está restingido a 700 socios, aunque cualquiera puede realizar una reserva para comer y beber en la primera planta del local. La cuota anual es de 300 euros y permite beneficios, como entrar en el local sin reserva, acceso a dos reservados privados, y participar en catas y viajes gastronómicos.

Calle Antonio Acuña, 19, 28009 Madrid
Tel. 913 10 40 20

Club Matador, el club de los caballeros. Los clubs de caballeros o gentleman´s clubs son lugares privados en los que los socios comparten sus inquietudes en torno al deporte, la cultura, la política o simplemente acuden para networking. Surgen en Inglaterra durante el siglo XV. El Club Matador, inspirado en la exitosa revista del mismo nombre, acaba de aterrizar en Madrid este mismo año y aspira a convertirse en un lugar de encuentro donde profesionales de distintas edades, procedencias y culturas compartan un espacio extraordinario en torno a los valores del arte y la cultura. Acceder a estos exclusivos clubs no es sencillo, cada uno tiene sus normas, desde que avalen al nuevo socio dos socios fundadores hasta el fallecimiento de un socio para poder nombrar otro. Es difícil encontrar fotos de estos locales tan privados y a veces incluso información en internet. Lo privado en este caso es privado de verdad.

Calle de Jorge Juan, 5, 28001 Madrid
Tel. 914 358 829

Zhou Yulong, un restaurante bajo tierra. Unos de los secretos mejor guardados de la capital, son pocos los que han escuchado hablar de él y muy pocos los que saben dónde está pero en esta ocasión sí queremos daros pistas. Seguro que algunos de vosotros habéis pasado por Plaza de España y habéis notado en determinadas zonas un poderoso olor a tallarines y fideos que venía de debajo del suelo, del inframundo… Pues no váis muy desencaminados ya que debajo del suelo, en los sótanos del parking, existe un mundo secreto donde se cocina todos los días la comida china más auténtica, genuina y deliciosa de todo Madrid. Aunque su nombre oficial es Zhou Yulong nadie se refiere a él por su nombre muchos son los madrileños que lo han rebautizado como «El chino secreto de Plaza de España», «El chino subterráneo» o «El chino clandestino».

Plaza de España, s/n, 28005 Madrid
Tel. 915 482 103

Dommo Kitchen, creatividad y gastronomía. En un precioso loft en el quinto piso de una histórica calle madrileña se ubica este restaurante multidisciplinar que cuenta con una cocina y una única mesa para ocho personas, en las que se realizan diferentes actividades, todas ellas vinculadas con la cocina. Para comer en este lugar tan exclusivo es necesario hacer una reserva bien a través de su correo electrónico o llamando por teléfono. La intimidad, la calidad y el trato cercano son algunos de los aspectos que distinguen este restaurante privado convirtiéndolo en un privilegio apto para unos pocos. Su menú degustación incluye once platos y tiene un precio de 75 euros por comensal, incluyendo la opción de convertirlo en un showcooking.

Calle Fuencarral, 5, 28004 Madrid
Tel. 915 223 624

Para terminar os informamos a los más atrevidos, que queráis dar un giro de tuerca al asunto, que el concepto ha evolucionado e inclusive ya son particulares y amateurs los que convocan en un «piso franco» de Madrid a un número limitado de comensales, que no se conocen entre ellos, a cambio de un donativo en concepto de amortización de los ingredientes. Una experiencia no apta para todos los públicos porque no todo el mundo está dispuesto a asistir a una casa ajena a cenar un menú secreto acompañado de desconocidos. Tampoco todo el mundo está dispuesto a abrir la puerta de su hogar a un grupo de gente de la que no sabe nada, los cuales van a beber de sus copas, comer sobre su vajilla, con sus cubiertos, o usar su aseo.