Desde hace años, diversos estudios han demostrado las bondades nutricionales de los frutos secos. Si bien son alimentos con un alto contenido calórico, también son conocidos por el gran aporte de energía que aportan al organismo y por sus saludables propiedades como los ácidos grasos omega-3.

Por si fuese poco y, como apoyo a las teorías existentes, la célebre revista “New England Journal of Medicine”, publicó la semana pasada un estudio llevado a cabo por los investigadores del Instituto del Cáncer Dana Farber, del Hospital Brigham de Mujeres y la Escuela de Salud Pública de Harvard en el que se concluye que hay una correlación directa entre comer frutos secos a diario y una reducción de la tasa de mortalidad .

Tanto a la hora de elaborar el estudio como las conclusiones de éste se tuvieron en cuenta las principales causas de muerte entre las que destacan las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos respiratorios.

Además, y después de analizar una muestra de más de 100.000 personas, se concluyó que aquellos que consumen regularmente frutos secos tienden a ser más delgados que los que no toman estos alimentos.
Es decir, que una onza o (un poco más de 28 gramos) ingerida siete o más veces por semana no sólo reduce la probabilidad de morir en los siguientes treinta años un 30%,  y además, no engorda.
Eso sí, antes de volvernos locos buscando la manera de incluir deliciosas nueces azucaradas en nuestra dieta diaria, o atiborrarnos a los clásicos “panchitos”(cacahuetes) con la excusa de la tapa saludable hay que aclarar: debemos tener cuidado. Para mantener las propiedades saludables y evitar el aumento de peso es necesario que no sean ni salados ni azucarados.