Parece casi imposible resistirse. Cuando las temperaturas suben algo más de 20 grados se abre la veda y ya no acaba en todo el verano.  Los helados, que durante mucho tiempo han sido temidos por su alto aporte calórico, son cada vez menos ese capricho del que huir. Según la Asociación Española de Fabricantes de Helados (AEFH), un 86% de la población consume helado en verano, mientras que un 41% sólo lo hace en invierno.

Como ya os contábamos el año pasado, sus propiedades nutritivas son diversas: ricos en vitamina B2, calcio y proteínas. Incluso, los últimos estudios llegados del otro lado del charco afirman que queman grasas, regulan la tensión arterial, suavizan los dolores menstruales, previenen las piedras en el riñón y fortalecen el sistema inmunológico. Para más inri, cada vez hay más diversidad y las nuevas formas y técnicas de elaboración se adaptan a todo tipo de gustos y preferencias.

Como precisamente estos refrescantes alimentos pueden convertirse en un vicio diario, os ayudamos con una serie de declaraciones para, ya que no nos vamos a privar, al menos elijamos la mejor de las opciones.
En primer lugar hemos de fijarnos en su composición, que los divide en dos tipos: base láctea y base acuosa. Dentro del primer grupo están todos aquellos elaboradora a base de crema o nata, leche entera o desnatada y grasa no láctea de origen animal o vegetal. Entre ellos los más aconsejables son los desnatados, los que prescinden de grasas vegetales (frutos secos, frutas confitadas o chocolate) y aquellos que tampoco tienen conservantes, colorantes u cualquier otro aditivo de su composición (etiquetas E-). Dentro del segundo grupo se encuadran los helados de base acuosa: Helados de agua o sorbetes. Son menos saludables, ya que aunque su componente principal sea el agua o zumos de frutas, apenas aportan nutrientes.
En segundo lugar, el sabor tiene cierta relación con el aporte calórico, por tanto, es aconsejable decantarse por los frutales y desechar aquellos elaborados con chocolate o vainilla.
Por último, el tamño tiene gran importancia. En la actualidad existen una gran cantidad y variedad de mini-helados. Estos nos permiten disfrutar de helados tradicionales y sabrosos que contienen menos cantidad de calorías y menos grasas que uno normal.