Timesburg lleva años conquistando al público barcelonés con su propuesta de hamburguesas gourmet de alta calidad en un ambiente y entorno cercano y local, con un diseño siempre original y muy cuidado. Entrar en sus restaurantes siempre es una experiencia para los sentidos, no sólo por lo interesante que resulta su propuesta culinaria, sino también por su estudiado interiorismo y el trato tan cercano del personal. La estrella de su carta es indudablemente la hamburguesa, pero siempre con opciones diferentes, de modo que el cliente encuentre aquella que mejor se adecue a sus preferencias.

En Timesburg es posible elegir alguna de sus 16 propuestas -más la especial del mes- o bien “elaborar” una nosotros mismos, escogiendo desde el tipo de pan artesano, marcado a fuego con el sello de la marca, entre mollete, multicereal, semillas de amapola o sin pan; pasando por la carne -100% vacuno, wagyu, ecológica o vegetariana- hasta los extras como bacon, diferentes tipos de queso, pepinillos o salsas, por lo que es prácticamente imposible no dar con la combinación perfecta.

Para acompañar, las patatas fritas de la abuelita Maria Antonia, cortadas a mano, con piel y fritas en aceite de oliva, absolutamente insuperables. O bien, alguna de las ensaladas: la Caesar, con lechuga francesa, pollo, bacon, croutons y queso Parmigianino, o la Timesburg compuesta por brotes de mezclum, nueces, queso de cabra y confitura de arándanos. Los más golosos, deben reservarse un poco y así poder degustar el riquísimo Tiramisú o la Panna Cotta de Nutella.

De París a Madrid

Timesburg nace de la inspiración de tres socios (Sergio Ibáñez, Miguel Ángel Rodríguez y Maiol Rodríguez) que quisieron dar a la hamburguesa una orientación más de autor, huyendo de los prejuicios que las multinacionales habían creado sobre este producto: “Si en casa hacemos una burger estupenda… ¿por qué no creamos un concepto que nos permita cerrar el círculo y hacer disfrutar a los barceloneses de una carta basada en la hamburguesa premium, y todo ello sin poner frenos a los sabores que nos aporta la comida internacional?”. Y es ahí donde, después de pruebas y pruebas en casa, desarrollan una carta en homenaje a distintos puntos del planeta, en la que cada hamburguesa recoge un poquito del sabor de ese país. Y surgen nombres como La Massimo, con tomate seco de origen italiano o La D.F. con el toque picante que aporta el jalapeño y el chipotle, entre muchas otras.