Tomarse un buen plato de patatas bravas en alguna terraza de Madrid para quitar el gusanillo en un aperitivo cualquier día de la semana, lleva convirtiéndose en un clásico desde hace muchos años.

Muchos restaurantes de la capital ofrecen este típico plato para acompañar una refrescante bebida. En una lista de 10 locales madrileños considerados como los mejores ofreciendo esta receta, se encuentran desde los míticos, los cuales se lo han ganado a base de esfuerzo, y los más vanguardistas que han querido innovar en sus recetas.

En la Taberna Acuerdo (Calle del Acuerdo, 36) se sirve una tapa de bravas por sólo pedir dos cañas. Servidas en una pequeña sartén, la salsa contiene algún que otro ingrediente secreto. Eso sí, no dejan de estar buenísimas.

Para los más atrevidos, en La Gabinoteca (Calle Fernández de la Hoz, 53), este plato se sirve de manera diferente. Servidas en un recipiente que recuerda al envase de noddles, se encuentran patatas acompañadas con rabas. Una buena combinación de texturas que viene aderezado con la mezcla de salsa brava y ali-oli. Una buena opción innovadora de comer patatas.

Con un toque de picante, las bravas de La Chula de Chamberí (Calle Fernando el Santo, 11) se sirven calientes y crujientes, cortadas en dados pequeños pero cómodos de comer.

Haciendo honor a su nombre, Las Bravas (Pje. Matheu, 5), se ha convertido en un reclamo para los más patateros de la ciudad. La ración que sirven es abundante y las patatas se sirven crujientes por fuera y blandas por dentro. Se sirven bien bañadas en salsa brava. La franquicia utiliza receta secreta con un toque de picante pero soportable con la que la boca se te hará agua.

En Askuabarra (Calle Arlaban, 7), las patatas se sirven al estilo mediterráneo. La salsa brava se prepara con ali-oli y pimentón en polvo y no a base de tomate, como se acostumbra en Madrid. Aparte, otra diferencia es el tamaño de las mismas, en este local se sirven patatas en dados pequeños que se comen de manera rápida y sin necesidad de partirlas por la mitad.

Dentro de las propuestas más modernas, está las tapas que ofrece Paco Roncero en Estado Puro NH (Plaza Cánovas del Castillo, 4). Una brava diferente en la que la patata solo está cocida y se sirve con piel. Con una salsa espesa por encima, al principio apenas se nota el sabor, pero el paladar va saboreando poco a poco el incremento del picante. Se trata de un plato innovador y original para aquellos que se atreven con todo.

Escondida por las calles de La Latina, La Posada Del Dragón (Cava Baja, 14), ofrece ricas raciones de bravas servidas dentro de una caja. En este local se apuesta por la fusión de salsas y ofrecen una mezcla de brava y mahonesa. La fusión de sabores es de lo más deliciosa.

Los Hermanos Guio han querido homenajear al alimento que tanto juego puede dar a las recetas. En el Museo de las Patatas (Calle del Ferrocarril, 21), no solo se encuentran las mejores bravas. En este establecimiento, se sirven con todo tipo de salsas y complementos. Se recomienda, además, las patatas revolconas con torreznos y picatostes y las amorosas.

Un clásico y templo patatero es Docamar (Calle Alcalá, 337). Fundado en 1963, el pequeño bar sirve las bravas más famosas de Madrid. ¿Su reconocimiento? La receta secreta que cubre sus patatas.

Por último, en una gastrotaberna de autor, Vi Cool by Sergio Arola (Calle de Las Huertas, 12), se utilizan patatas confitadas para su receta. El reputado cocinero opta por rellenarlas con una salsa brava muy suave en el interior y ali-oli en la parte superior. Un sabor delicado, ahumado y original con las que tienes que darte prisa, o volarán en cuanto el plato se sirva en la mesa.