Dos grandes de la literatura ya lo sabían, y de hecho, daban buena cuenta de ello. Miguel de Cervantes y Lope de Vega introdujeron en sus obras retazos del vino y la gastronomía madrileña. Hoy, siglos más tarde, parece que tanto el arte del comer como el de disfrutar del buen vino vuelven a estar en pleno apogeo.

Sin poder compararlo con todo un “siglo de oro”, Madrid se ha convertido en un símbolo turístico que ha conseguido adaptar los platos nacionales  y añadirlos a su propio recetario. De este modo ha creado todo un estilo propio: callos, cocido madrileño, calamares, tortilla de patatas, gallinejas, oreja a la plancha, gambas y setas al ajillo o las clásicas patatas bravas son algunos de los sabores que identifican a la capital.

Pero si desde luego hay algo que se ha comenzado a potenciar y que, poco a poco ha alcanzado un alto valor, ha sido el vino. La capital ha conseguido situar la Denominación de Origen Vinos de Madrid como una de las más valoradas y comercializadas. Tanto es así que ya en el año 2009 se exportaron 914.000 botellas de Vinos de Madrid, lo que comporta el 24% de las ventas del producto madrileño.

A nadie se le escapa que el arte de lo culinario y lo vínico se ha convertido en un reclamo turístico más de la ciudad. Por ese motivo, la Comunidad de Madrid se ha decidido a fortalecer su faceta gastronómica como un producto turístico más, favoreciendo todo tipo de eventos como Madrid Fusión, Gastrofestival o Millesime e iniciativas gubernamentales como la DO Vinos de Madrid.

Paralelamente, a través de diversas propuestas,  se ha fomentado la instauración del concepto de la tapa acompañada del caldo fermentado para matar la sed. Esta costumbre se ha vendido como una atractiva tradición para comprender y disfrutar el estilo y la cultura de Madrid.

Para ello, se han abierto o renovado modernas zonas y espacios dedicados a estos sectores. Un claro ejemplo de ello son los mercados, que tanto para nacionales como para extranjeros, se han convertido en una  visita casi obligada si hablamos de turismo eno-gastronómico.

Otros ejemplos son el claro auge que viven los barrios que han sabido promocionar y favorecer la creación de un ambiente “típicamente madrileño” en sus establecimientos. El barrio de la Latina, el de las Letras o Malasaña son desde hace tiempo un foco de atracción para miles de visitantes.

En resumen, un terreno que, si bien ha sufrido un incremento significativo en los últimos años, todavía tiene margen de maniobra para lograr un máximo exponencial. De momento, desde la Comunidad de Madrid se recomiendan más de 150 eventos y asimismo proponen cuatro Rutas Gastronómicas fundamentales: la Ruta Norte, la Ruta Sur, la Ruta del Vino y la Ruta Ecológica. Y por si esto sabe a poco, se sugiere asistir a alguna de las diversas citas culinarias que se organizan a lo largo del año: gastromercados, congresos o mercadillos turísticos entre otros.

Foto de interior: Beautiful Alamedas