Salmonelosis, problemas gástricos, infecciones víricas. El verano es uno de los momentos en los que mayores afecciones estomacales se producen. No solo por la ingesta de distintos tipos de agua, sino también porque la vida útil de los alimentos se reduce drásticamente cuanto más alta sea la temperatura ambiental.

En contra de lo que pudiera parecer, almacenar los alimentos en el frigorífico tal y como se hace en cualquier otro momento del año no elimina su deterioro, sino que solo lo ralentiza, ya que el número de bacterias en suspensión ambiental se multiplica exponencialmente en verano, y con el solo hecho de abrir la nevera, los alimentos pueden contaminarse fácilmente.

 

Por este motivo, con la llegada del mes de agosto, momento en el que Madrid registra las temperaturas más elevadas del año, los envasados al vacío deberían tomar un mayor protagonismo. Ya sea mediante bolsas de plástico diseñadas especialmente a este efecto, a las que pequeñas envasadoras extraen todo el aire interior, hasta el uso de recipientes de cristal o sellados herméticamente, esta técnica resulta de especial importancia en verano.

La congelación de alimentos es también una alternativa válida. Una vez comprado, el alimento comienza una rápida carrera al deterioro, que se frena drásticamente una vez que se congela. Así se logra prolongar durante semanas o meses la vida útil del producto… pero también se aumentan las posibilidades de contaminación si se descongela incorrectamente. ¿La mejor forma? Introducidos en el congelador, y nunca a temperatura ambiente.

Los productos frescos deben permanecer siempre correctamente empaquetados, ya sea mediante el uso de papel de aluminio o film plástico, para evitar la acción bacteriana. Otra posibilidad es, en aquellos casos en los que sea posible, utilizar envases herméticos, y solo abrirlos en aquellos casos en los que sea necesario.

La manipulación de los alimentos resulta especialmente relevante. Es extremadamente importante extremar la higiene para no perjudicar el alimento. Con ello se prolonga la vida útil de cualquier alimento. Manipulación que también hay que tener en cuenta en el momento de la compra. La observación es un aliado en estos casos, para evitar la adquisición de productos fuera de su mejor estado.

Por último, en aquellos casos en los que se adquieran productos congelados, es importante elegirlos prácticamente al finalizar la compra para evitar descongelaciones totales o parciales de camino al domicilio. Si esto ocurriese, es importante consumirlos de inmediato y no volver a congelarlos. Romper la cadena de frío puede suponer un error con desagradables consecuencias.