Siempre se le recordará por su tradición navarra en la cocina. Ayer fallecía Iñaki Oyarbide, un gran cocinero, amigo de sus amigos y siempre luciendo una sonrisa de bonachón. Un hombre cuyo apellido queda ligado a la cultura gastronómica madrileña.

A Iñaki Oyarbide le gustaba de vez en cuando hacer algunas pruebas con la cocina moderna, pero lo que más le gustaba, era elaborar platos de su tierra navarra, los que aprendió con sus padres. No había en Madrid un bacalao ajoarriero como el suyo, ni lengua de ternera con aceitunas, ni manitas deshuesadas, ni leche frita…Destacaba por la cocina popular, llena de sabor en la que destacaba la selección de productos de temporada. Le gustaba presumir de sus importantes proveedores y de la calidad de sus productos.La leyenda de la gastronomía española nos ha dejado. Ahora, la cocina directa y sencilla de la Chelo, rinde homenaje al que fue su creador.

El gusto por la cocina le venía de sangre.Sus padres, Jesús María Oyarbide y Chelo Apalategui, llegaron desde Navarra a Madrid y abrieron en 1963 «Príncipe de Viana». Diez años más tarde, ponían en marcha Zalacaín, primer restaurante español que logró las tres estrellas Michelin. Tras malos años para muchos, tuvieron que desprenderse de este último y centrar todo su talento en esa gran casa que era Príncipe de Viana, un lugar que mostraba lo mejor de la gastronomía Navarra.

Fue entonces cuando su hijo Javier, a cargo de la gestión, y su otro hijo Iñaki, al frente de la cocina, comenzaron a echar una mano en el negocio familiar. Tras fallecer su padre en 2008 y con la crisis a la vuelta de la esquina, en 2011 las cosas no fueron demasiado bien para la familia Oyarbide y Príncipe de Viana tuvo que echar el cierre.

Más tarde, Iñaki contrajo una grave enfermedad que consiguió vencer a base de no rendirse. Y en todos los sentidos. Porque  un año después del cierre abría, en el mismo local, IO, con aire más informal pero en que la cocina de siempre seguía presente. Diversas causas ajenas al tema gastronómico, llevaron al cierre también de este proyecto. Aún así, Iñaki siguió luchando y formó junto a su mujer una casa de comidas en El Retiro, La Chelo en la que, tanto el nombre que le puso como el gran mural de la entrada, rendía homenaje a su madre.

Además colaboró en algunos programas de televisión como «Canal Cocina» de donde salieron dos libros de recetas tradicionales. También destacaba por su buena gestión. Dirigió una empresa de catering que gestionó lugares como El Club de Golf de La moraleja o el hipódromo de la Zarzuela.

Sus amigos y compañeros de profesión han manifestado su pésame y su admiración a través de sus redes sociales  al gran chef de la gastronómica madrileña como Alberto Chicote, Jose Carlos Capel, Carlos Moribona o el italiano Andrea Tumbarello.