María Marte, de 37 años, es chef del Club Allard de Madrid, con 30 personas a su cargo esta dominicana ha conseguido abrirse hueco en el mundo de la alta gastronomía a base de codazos contra la propia vida.  Hoy es la única cocinera en la capital distinguida con dos estrellas Michelin, pero llegar donde está no ha sido un camino de rosas, sino que ha sido un paseo repleto de espinas, lucha, constancia y sobre todo mucha entereza.

Es difícil no hablar de esta cocinera sin hacer referencia al coraje de las mujeres o a las dificultades a las que hacen frente para colarse en un mundo de hombres. Por muchos es conocida como «la Cenicienta de las cazuelas», y no es para menos, ya que llegó a Madrid con tan solo una maleta bajo el brazo, muchas ganas de trabajar, y un gran entusiasmo con el que consiguió colocarse en el office del restaurante en el que ahora dirige los fogones.

Desde los 12 años tenía claro que quería dedicarse al mundo de la hostelería. Mientras las demás niñas jugaban con muñecas, ella lo hacía con utensilios de cocina, y a los 10 años ya preparaba la comida para su familia. Con esa pasión decidió hacer el equipaje para trasladarse a España, el país que considera como referente de la gastronomía.

En 2003 llegó a Madrid y fue contratada como lavaplatos en El Club Allard. Desde luego no se le caían los anillos por realizar ese trabajo, todo lo contrario, siempre estuvo agradecida de ser partícipe del proceso del local. Solo tenía que esperar a que le dieran una única oportunidad para aprovecharla y demostrar su valía en un mundo que no regala nada. Así lo hizo, de forma que hoy se ha convertido en todo un ejemplo de cocina latoamericana mundial con sede en la capital española.

A la sombra de Diego Guerrero un chef reconocido y que ahora sigue cosechando triunfos en DSTAgE, esta mujer fue viviendo toda una transformación del restaurante, desde una cocina tradicional a la vanguardia de los nuevos platos. Mientras tanto ella trataba de absorber todos los conocimientos y la formación que necesitaba para crecer como cocinera, ya que el gusto y la creatividad las traía de casa.

En 2011 se convirtió en Jefa de Cocina, ese mismo año el establecimiento se hizo con su segunda estrella Michelín. María siguió evolucionando hasta que, hace ahora más de un año, le propusieron convertirse en la nueva chef del restaurante tras la marcha de Diego Guerrero. La partida de su mentor fue una especie de trauma a primera instancia, sin embargo fue momentáneo, ya que pronto se hizo con los fuegos del restaurante, haciendo realidad el sueño de una carrera que aún no tiene techo.

Ahora sigue evolucionando su mestizaje en la ciudad que la ha visto avanzar y progresar, Madrid. Un lugar que le ha dado muchos triunfos, y que hace poco quiso reconocer su trabajo y dedicación entregándole la estrella de la Comunidad de Madrid, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Está claro que esta Cenicienta rebosa estrella.