Perder peso y estar en forma es algo que cada vez preocupa más a la sociedad. El deporte y una dieta equilibrada son dos claves fundamentales para tener un cuerpo perfecto y estar sanos, pero el poder de la mente puede jugar un gran papel a la hora de adelgazar. Ahora científicos de Estados Unidos, Australia y Suiza nos sorprenden desarrollando un nuevo fármaco que quema grasa sin efectos secundarios.

Se trata de una píldora de comida imaginaria que con astucia hace trampas al organismo haciéndole creer que ha consumido calorías. La magia ya no es solo cosa de chisteras, sino que es cosa de ciencia. Detrás de este proyecto de inventar la «píldora mágica» estaba el grupo internacional de científicos del Instituto Salk, de EE.UU.  Con este método el cuerpo responde al simple hecho de ingerir una pastilla con reacciones para quemar grasas, con el objetivo de hacer hueco para percibir nuevos alimentos.

Parece que el sueño de muchos de bajar peso sin moverse del sofá está más cerca que nunca, aunque por ahora sólo los roedores han podido disfrutar de los efectos de este medicamento. Ronald Evans, autor principal de esta investigación explicó en un comunicado de la entidad que el compuesto  «detuvo de forma eficaz el aumento de peso, bajó los niveles de colesterol, controló el azúcar en sangre y redujo la inflamación en ratones. Esto la convierte en una excelente candidata para ser probada en ensayos clínicos en humanos».

Además estamos de suerte ya que este nuevo fármaco, que recibe el nombre de fexarmina (FXR), tiene menos efectos colaterales que otros métodos de adelgazamiento ya que no se disuelve en la sangre sino que queda en los intestinos. Una de las grandes preguntas a la hora de perder peso es ¿dónde va la grasa que perdemos? es una incógnita que muchos especialistas no pueden responder, pero según un estudio llevado a cabo en la Escuela de Biotecnología y Ciencias Biomoleculares  de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, la respuesta acertada es que la mayor parte de la grasa perdida se pierde en el aire en forma de dióxido de carbono. Como ya se sabe: la grasa se la lleva el viento.