La curva de la felicidad, el falso embarazo de mellizos y la barriga cervecera. Desde hace mucho al exceso de un kilos en la panza se le han atribuido diversos nombres, alguno de ellos un poco más explicitos que otros.
Pero si entre todos hay un gran perdedor esa es la cerveza. Las indispensables cañitas al sol de una terraza en Madrid, en el bar de siempre al salir del trabajo en invierno o sencillamente relajados en casa. Hasta ahora se consideraban a esos periquetes de felicidad los culpables de una barriga prodigiosa.
No obstante, las conclusiones del VII Congreso europeo sobre Cerveza y Salud, al que han acudido 160 expertos internacionales en medicina, nutrición y dietética  de 24 países, no dejar lugar a dudas: la cerveza no es la causante de la «barriga cervecera» . De hecho, según aclaró Kathryn O’Sullivan, la doctora de salud publica en el Reino Unido, no hay ninguna base científica que lo justifique. Incluso, el tomar cerveza respetando unas cantidades moderadas, que generalmente se sitúan en torno a las dos cervezas diarias para un hombre y una cerveza diaria para la mujer, no tiene porqué incidir en un aumento de tiempo.
De hecho, no solo no tiene efectos sobre la obesidad abdominal sino que además «El consumo moderado de cerveza junto a una dieta sana, como la mediterránea, ayuda a prevenir complicaciones cardiovasculares mayores como un infarto de miocardio o un accidente vascular cerebral» ha asegurado el Ramón Estruch, del Hospital Clínic de Barcelona.
Hace tiempo ya nos hacíamos eco de que la cerveza estimulaba la inteligencia y que además es recomendable para la dieta de los hipertensos, pero hoy además nos alegramos de que se haya dejado de señalar a la cerveza como la causa de una prominente panza.
Fotografía interior: www.timepassbangalore.com