El verano casi ha llegado a Madrid. Las subidas de temperaturas de estos días nos recuerdan que llegan los meses más calurosos del año, aquellos en los que tenemos que demostrar que la “Operación Cuerpazo” ha dado los resultados esperados.

Hacer dieta no es suficiente para tener el escultural cuerpo que siempre has soñado, debes combinarlo con ejercicio, y no hay mejor lugar que un gimnasio para conseguir este objetivo.

Aunque parezca una moda relativamente reciente, los gimnasios llevan existiendo más de 100 años. Esos establecimientos que rinden culto al cuerpo humano llegaron a España en 1859. El primero se levantó en el madrileño barrio de Chueca, más concretamente en la Calle de la Reina, en la que había básicas salas con máquinas e instrumentos de madera y de hierro. El establecimiento lo abrió el francés Alfonso Vignolles con el objetivo de fortalecer hombres fuertes de cuerpo y de espíritu.

Este gimnasio situado en el número 14 de la nombrada calle se anunció en numerosas publicaciones en la prensa del momento, en las que se ofrecía servicios para enfermos, mujeres e incluso clases gratuitas a determinadas horas para aquellos que no se podían permitir pagarlas.

Además de cultivar el cuerpo, el centro deportivo del Sr. Vignolles era un gimnasio médico muy innovador. Las duchas escocesas y la “máquina Vignolles”, compuesta por poleas y escaleras ortopédicas, se convirtieron en artilugios totalmente modernos para la época, aptos para hombres, mujeres, niños y personas convalecientes.

En la actualidad el gimnasio ya no existe, pero la zona de Chueca es también conocida por el predominio de estos centros destinados al culto al cuerpo.