«Marchando un bocadillo de calamares» Seguro que todos los gatos madrileños han escuchado esa frase más de una vez por los bares de Madrid. Y es que el bocadillo de calamares es el Rey gastronómico de la capital. Aunque tiene un gran rival con el pepito de ternera del que ya hablamos en otro reportaje, no hay nada que supere la tradición de este molusco entre las calles de la ciudad.

Es un clásico dentro de las cocinas de los bares más conocidos de la capital, y es que nadie puede irse de aquí sin haber probado este bocado tan popular. Sin duda es uno de los platos más representativos de nuestra cultura culinaria. Es un manjar que no entiende de castas ni clases y que tiene un hueco en el corazón de todos los hosteleros de Madrid.

A pesar de esto, seguro que muchos desconocen de donde viene la fama del bocadillo de calamares. Más aún si pensamos en que somos los más alejados de la costa. Lo que sí es seguro es que lleva con nosotros más de dos siglos y que aunque sea por antigüedad ya se ha ganado el título nobiliario gastronómico.

Su origen se remonta  a los tiempos de reforma Católica. Entonces todos los aldeanos practicaban períodos de abstinencia como la cuaresma o el viernes de vigilia en los que estaba prohibido consumir ningún tipo de carne. Durante estas etapas tenían que pedir productos de la costa para poder alimentarse a base de pescado. Es entonces cuando entró el calamar en Madrid.

Dado que los rebozados siempre han sido más gustosos para el paladar, los hosteleros comenzaron a servirlo recubiertos de harina y fritos, junto a un churrusco de pan. No se sabe de quién fue la idea de introducirlos entre los dos panes formando un bocadillo. Lo más seguro es que sea una idea con muchos dueños al mismo tiempo, ya que al no tener espinas era posible comerlos en bocata.

Poco a poco fue adquiriendo una relevancia sin igual en los albergues y en las céntricas casas de comidas. En poco tiempo se consolidó como uno de los platos más populares de la cultura gastronómica «a la madrileña», que es sinónimo de sencillez, sabor y buen gusto.

Hoy en día si quieres probar uno de los mejores bocadillos de calamares de Madrid solo tienes que pasarte por alguno de los famosos establecimientos de la Plaza Mayor en los que sirven este suculento plato. Uno de los más conocidos es Casa María, situado en el número 23.