¿A quién no le ha pasado que a pocas horas de comer vuelva a tener hambre? es un fenómeno que ocurre más frecuentemente de lo que parece, la clave está en que hay alimentos que por su composición no producen sensación de saciedad, de hecho pueden dar incluso más hambre después del primer bocado.

Hay determinadas comidas que ralentizan el metabolismo haciendo que el organismo no los asimile adecuadamente produciendo una acumulación extra de grasa y enviando al celebro el aviso de que aún no está bien nutrido, causando por tanto la necesidad de volver a ingerir cada poco tiempo. Esto puede ser un gran trastorno para aquellos que se han puesto serios con su dieta.

Los alimentos ricos en carbohidratos como la pasta o el pan de harina blanca son un gran manjar gastronómico para el paladar, en cambio, lejos de satisfacernos pueden provocar una gran sensación de ansiedad. Al carecer la fibra se absorben rápidamente en el organismo produciendo picos en la glucosa que el cuerpo compensa con una producción excesiva de insulina, lo que produce que el azúcar baje y te sientas hambriento.

El Azafrán es una de las especias más utilizadas en nuestra gastronomía y guarda grandes beneficios entre los que destacan sus propiedades digestivas. Tradicionalmente se empleaba  como elemento medicinal para despertar la apetencia debido a dichas propiedades que favorecen el proceso digestivo y por su carácter tónico.

La sal, otro de los condimentos que más se aplican en la cocina para sazonar los alimentos, puede despertar el hambre debido a su rápida absorción y a la necesidad que produce el cuerpo de consumir dulce tras una fuerte ingesta de comida salada. Además la sal produce retención de líquidos.

También alimentos de dieta

No solo la comida basura o los alimentos con un alto índice glucémico son causantes de esta sensación, sino que algunos productos que se utilizan especialmente para bajar de peso pueden producir insatisfacción al no estar bien nivelados. Por eso muchas veces no conseguimos adaptarnos a la dieta y nos produce más apetito de lo habitual.

La manzana por ejemplo es un alimento saludable que posee grandes cantidades de vitaminas y fibras, en cambio, tomarse a únicamente una manzana a media mañana puede hacer que cuando llegue el almuerzo se tenga un hambre voraz, por lo que es recomendable sustituirla por almendras o un trozo de queso.

las bebidas dietéticas tampoco son un buen aliado de la dieta, ya que están compuestas por un alto nivel de edulcorantes artificiales y estos activan la función del páncreas haciendo que descienda el nivel de glucosa en el organismo y por tanto se produzca una gran sensación de apetito.