Martes y 13, y como suele suceder, lo más supersticiosos se echan a temblar. Los mitos y rituales para protegerse de la mala suerte abarcan todos los ámbitos y, desde luego, la cocina es uno de ellos. Precisamente por eso hoy os mostramos tres alimentos que según los “entendidos del tema” dan buena suerte:

El ajo: el alimento por excelencia. Aparece en todo tipo de novelas, leyendas y películas. Su poder sirve lo mismo para protegernos de hombres lobo o vampiros que para ahuyentar la envidia y el resto de sentimientos negativos: ¡milagro! Es prácticamente la panacea de la buena suerte. Si hoy has decidido acabar con el mal fario comiendo ajo desde por la mañana estamos seguros de que mucha relación, ya sea con humanos o con espectros, no has tenido. Pero no todo está perdido, al menos queda el consuelo de que te has metido un atracón de salud: combate infecciones, es un potente antiinflamatorio, aumenta las defensas, mejora la circulación, previene la hipertensión

La sal: para muchos mortales el «ingrediente mágico» capaz de arreglar o arruinar cualquier receta. Para otros la absoluta perdición (según la Sociedad Española de Cardiología es igual de aditivo que la cocaína o la heroína). Pero además, para los supersticiosos es protectora frente a los maleficios y portadora de buena suerte. De hecho, existen varios rituales que abogan por colocar esta sustancia en las esquinas de las casas o incluso rodear con un círculo de sal a  aquellos a los que se quiere proteger del diablo. Antes de que comencéis a cubrir de sal a amigos, familiares y compañeros de trabajo, que seguramente no entiendan el comportamiento que exige el ritual como algo normal, os recomendamos que penséis dos veces que cualquier protocolo de este tipo acarrea una posterior limpieza del “templo de la buena suerte”. Y la sal, eso lo entiende cualquier hechicero, es un asunto un tanto delicado de barrer.
Arroz: se usa desde tiempos antiguos porque es un símbolo de la fertilidad, de la suerte y la prosperidad humana. A más de un novio o novia el arroz le ha podido parecer una broma de mal gusto, pero lo cierto es que puestos a evitar la mala sombra, este nos ha parecido el alimento más normal de todos. Como a estas alturas os hacemos tremendamente protegidos después del atracón de ajo y los ritos con la sal, no os vamos a enseñar ningún tipo de pócima. Mucho mejor, os recomendamos que terminéis el día de martes y trece de la mejor manera posible y haciendo lo que más nos gusta: comer. Un plato de paella o un arroz con bogavante, como tú elijas. En ese sentido, nosotros aseguramos el éxito de la operación “con el estomago lleno todo sinsabor sabe mejor”.
No pierdas la ocasión de consultar esas curiosas tradiciones gastronómicas que intentan atraer la suerte en la última noche del año.