A nadie se le ocurriría ir a un museo a “comerse” literalmente los cuadros, y sin embargo, ahora esto es posible en el Museo de Arte Moderno de San Francisco.

Parece que estar rodeada de arte inspira más arte… y sino que se lo digan a  Caitlin Freeman. La pastelera que trabaja para el Blue Bottle Coffee, la cafetería del museo, ha encontrado una manera de hacer más “gustosas” y comestibles obras que para muchos eran “difíciles de digerir”: inspira sus postes en los cuadros.

Mondrian, Rothko o Thiebaud… ninguno de ellos se salva de la creatividad de Freeman, que mediante la repostería ha recreado con gran maestría sus obras. ¿Lo más curioso de todo? Desde que salió a la luz su trabajo estos dulces han despertado casi más interés que las propias pinturas.

Os dejamos una galería para que comparéis… Eso sí ¿creéis que sería capaz de imitar igualmente algo como Picasso, Goya o in cluso y más difícil el “Ecce mono”?