Cuando uno se independiza, una de las principales preocupaciones de los amigos y familiares es si esa pobre criatura morirá de inanición. Aunque en muchos casos el sujeto comienza a ser cliente habitual en la sección de congelados y en los restaurantes de comida rápida, hay algunos pocos que dan la vuelta a la tortilla y utilizan la situación para dar rienda suelta a sus habilidades culinarias.
Es el caso de Alberto Marcos, autor de Mucha Vida, un blog en el que nos cuenta sus fechorías y experimentos entre fogones. A raíz de su emancipación encontró su lugar en la cocina: “Puede parecer poco importante, pero, hasta entonces, no tenía mi propio espacio y supongo que eso me impedía ponerme a trastear todo lo que yo quería”.
Desde luego, eso de enredar con el mandil puesto no le ha ido nada mal. Hace unos meses fue elegido en el concurso de Gourmet Garden mejor blogcinero de España por un jurado presidido por la reconocida chef Mey Hoffmann y poco después acudía a Australia como embajador de España.
Cuando prácticamente no había terminado de asimilar el reconocimiento, el Concurso de blogueros, “Showtapas 3.0”, dentro de la III Edición de Showfood, eligió su tapa “Minicanelones de patata rellenos de pollo y alcachofa con rillettes de pato y vinagreta dulce “ como la mejor.
Quizás, y como él mismo asegura: “No hay que tener una estrella Michelin para preparar un plato rico e interesante, creo, y lo fundamental es disfrutar: comiendo y cocinando”. Desde Sabormadrid hemos querido sentarnos para charlar con Alberto Marcos:
¿Cómo pasa la cocina de ser algo pequeño en tu blog a ser algo grande?
Hubo dos causas principales. Por un lado, me fui a vivir a mi propio piso y, por primera vez, tuve mi propia cocina, sólo para mí. Puede parecer poco importante, pero, hasta entonces, no tenía mi propio espacio y supongo que eso me impedía ponerme a trastear todo lo que yo quería. Por otro lado, gané el concurso de blogcineros que organizaba Gourmet Garden, con un jurado presidido por Mey Hoffmann y que alguien así avale tus ideas es todo un espaldarazo. Ahí me animé a experimentar más y a intentar recetas más elaboradas que hasta entonces no me había atrevido a probar.
¿De dónde viene el gusto por la cocina?
Mi padre trabajó prácticamente toda su vida como cocinero y, aunque nunca tuvo tiempo de enseñarme, igual algo me vino por ahí. Pero yo siempre he pensado que me vino por el olfato: me encantaba de pequeño, al llegar del colegio, intentar adivinar qué había en casa para comer cuando abría la puerta. De ahí, quizá, me vino el gusto por la comida y pasar de un lado al otro de la mesa, de comensal a cocinero, supongo que era un paso lógico.
Dices que has aprendido de ensayo error, ¿cuál ha sido el mayor “monsterchef”?
Una salsa de mejillones que me inventé. Totalmente incomible. Ha sido lo único que he preparado que acabó en la basura. No hubo forma de arreglarla por ningún lado. Otros platos han podido quedar mejor o peor, pero eso fue un desastre absoluto.
¿Qué es eso de cocina punk?
Pues lo de ‘cocina punk’ es el concepto que utilizo cuando alguien me pide que le explique cómo son mis platos. Yo no tengo ni idea de cocina: no he ido a clases ni he tenido a nadie que me enseñe, ni siquiera lo más básico. Lo mío ha sido todo como la famosa frase del movimiento punk, “hazlo tú mismo”. Entonces, unos tipos que no tenían ni idea de tocar un instrumento montaban un grupo, como Los Ramones. Yo sigo ese mismo espíritu para cocinar con lo que encuentro en la nevera, la mayoría de las veces improvisando. Y así, poco a poco, vas aprendiendo.
¿Qué les quieres trasmitir a tus lectores con el blog? ¿Qué crees que tiene de especial tu blog?
Si hubiese una idea que me gustaría que les quedase a quienes leen el blog es el ánimo a meterse en la cocina, a trastear, aunque no se tenga ni idea. Creo que hay mucha gente, sobre todo hombres, que por miedo, desconocimiento… No cocina. La cocina es divertida y no es nada complicado preparar un buen plato, uno que disfrutes.
Quizá es eso lo que puede tener de especial mi blog: yo intento dejar muy claro que lo que hay ahí son experimentos. No hay que tener una estrella Michelín para preparar un plato rico e interesante, creo, y lo fundamental es disfrutar: comiendo y cocinando. Creo (o al menos eso espero) que esto se nota cuando la gente lee mis entradas.
¿Cómo se lleva eso de comenzar a recibir premios (blogicinero, showtapas…)
Pues en mi caso con mucho asombro. Ten en cuenta que, como te decía, yo no tengo conocimientos previos. Y de repente me veo en la Escuela de Cocina de Mey Hoffmann, unos meses después en Australia preparando un salmorejo ante unas cocineras famosas de allí… ¡Y con blogueras de cocina buenísimas diciendo que yo estaba a un nivel superior! Alucinaba. Y luego llegó otro premio, hace poco el de Showtapas… Yo a estos concursos me presento siempre con mucha ilusión, pero más que nada por el reto que supone. En todas las ocasiones estaba seguro de que no iba a ganar y ya ves… Es una pasada porque cada premio te anima a seguir avanzando y probando cosas nuevas, te da más confianza. Aunque también te obliga a cocinar para todos tus amigos, claro.
¿Qué se necesita o qué hay que tener para cocinar?
Bueno, mi blog se llama Mucha Vida, y por ahí van los tiros, creo yo. Te podría decir que paciencia, esfuerzo u olfato, memoria… Y todo eso es importante, sin duda, pero yo creo que los platos gustan cuando aportan una experiencia. Cuando, más allá de alimentarte y saciarte, te transmiten algo especial. Yo creo en la cocina que transmite vida, que te intriga, te seduce, te da ganas de probar más… Otra cosa es conseguirlo, que no es nada fácil.
¿Un truco para los que no saben nada?
Yo prefiero dar un consejo, que en realidad es una idea: el primer cocinero no tenía nadie que le enseñase, ni un libro de cocina. Y eso no le impidió comenzar a cocinar. Si se sigue ese espíritu, todo lo demás vendrá. Pero vamos, como truco, me encanta el de preparar vinagretas sustituyendo el vinagre por alguna fruta con un puntito ácido: es facilísimo y si preparas una sencilla ensalada, por ejemplo, y le añades, pongamos, una vinagreta de piña, ya le estás dando un puntito diferente.
Todos tenemos algún plato que, de pequeños, nos encantaba. ¿Cuál era el tuyo?
Las lentejas de mi madre. Y lo sigue siendo. Porque los guisos son para mí de lo mejorcito de la cocina y porque la cocina de las madres siempre tiene algo especial, irrepetible.
¿Tienes algún plato que evites?
Intento estar muy abierto a todo y, aunque en principio crea que algo no me va a gustar, darle una oportunidad. Y muchas veces se sorprende uno. Sin embargo, y a pesar de que me encanta la casquería, no puedo con los sesos. Lo cual me recuerda que tengo que darles una segunda oportunidad.
¿Cuál es tu tipo de comida favorita?
Como te decía, me gustan mucho los guisos, pero también me encanta la cocina que experimenta, que fusiona la cocina más tradicional con nuevas ideas. Me encanta que un plato me sorprenda.
¿Cocinas o prefieres que cocinen para ti?
Ambas cosas. Cocinar para otros es muy divertido, sobre todo cuando tienes libertad para ello: porque no tienes prisa, no nadie con alergias o cosas así… Pero también mola probar lo que ha hecho otro, sobre todo en el caso de profesionales, porque es la forma de ampliar tus ideas, de estimular tu imaginación.
¿Cuál es tu especialidad?
Si tengo alguna especialidad creo que es la de improvisar. Lo mismo hago una salsa con el turrón que sobró de la navidad que me saco de la manga que un arroz negro tirando de calamares de lata, que probablemente sean una herejía gastronómica, pero con más de una persona he conseguido que den el pego.
¿Qué ingrediente no puede faltar en tu mesa?
El aceite de oliva virgen extra, que además es uno de los mejores productos que hacemos en España. Y, hombre, si se puede, nunca le diré que no a un buen jamón… De Guijuelo, claro.
¿A la hora de hacer la compra en qué te fijas?
Suelo ser bastante abierto, en este sentido, pero para mí es fundamental la experiencia, que es la única forma en la que creo de saber si algo es bueno: probar y repetir (o no volver). Me gusta, en la medida de lo posible, comprar productos locales. Y, por supuesto, me fijo en el precio: envidio a quienes son capaces de comprar lo que se les antoje sin reparar en el precio, pero yo, por desgracia, no puedo permitírmelo (aunque me encantaría).
Para terminar ¿Nos recomiendas una receta rápida y sana?
Este plato me lo preparé un día que iba con mucha prisa. A mí, aunque no se tenga mucho tiempo, me gusta intentar cuidar la alimentación. Comer rápido no quiere decir comer mal, y si no, mirad este Arroz a la miel y romero con salsa de Chile y puerros que me preparé en 20 minutos.
Fotografías: Gloria Solsona y Abascal Comunicación