No es el cocinero más ortodoxo. Ni en apariencia, ni en obra. Es un mago de la creatividad, cuyo mayor truco ha sido el de convertir en realidad su propio sueño: DiverXO. Hablamos de y con David Muñoz. Reconocido como uno de los chefs más creativos del mundo y que, tras seis años con su restaurante ya atesora dos estrellas Michelín y tres soles Repsol.
David nos define ese sueño: crear un lugar al que los clientes se acercaran por ser algo único en el mundo. Una experiencia sobre los pilares de la creatividad, la sorpresa y la diversión. Objetivo logrado. La experiencia DiverXO, que empieza desde que el comensal levanta al teléfono para reservar, y continúa con la elaboración de un menú cerrado (largo o corto), del que los que se sientan a la mesa no conocen nada. Una obra privada con sus intrigas, placeres, puntos de inflexión, momentos de suspense y desenlaces.
La apuesta no está exenta de cierto riesgo. El mismo David lo reconoce. Pero en la balanza pesan mucho más todas las veces que ha acertado que aquellas en las que haya podido errar. Que no siempre son todas las que parecen, dicho sea de paso. Este concepto implica comprender el formato, y más de un problema ha venido por la incomprensión de qué es y qué ofrece DiverXO. Una experiencia única, divertida y sorpresiva bajo la batuta de uno de los mejores chefs nacionales.
Pero, ¿dónde está el límite de la creatividad? El chef lo tiene muy claro: lo primero, es que el plato esté buenísimo, el provocar una reacción positiva en el gusto. A partir de ahí es cuando se puede hacer muchas otras cosas, y dar rienda suelta a la creatividad.
Para David Muñoz, cualquier plato es bueno siempre y cuando esté bien hecho. Si luego es para una tapa o un plato en mesa con mantel (o sin él), eso ya es secundario. Sí otorga un papel importante al servicio. Defiende la acción constante, la fuerza y lo inesperado frente a la técnica, importante pero menos.
Su primer gran recuerdo relacionado con la comida tiene que ver con la restauración. Más concretamente con el restaurante Viridiana. Por entonces, un niño que comía de todo era un apasionado de la sopa de cocido, y buscaba sabores impropios de su edad. Ahora, con 32, está convencido de que su DiverXO sólo ha alcanzado el 20% de su potencial, y está dispuesto a descubrirnos poco a poco dónde está el 100.