En multitud de ocasiones, una fotografía no solo es una imagen estática. Se convierte entonces en una forma de captar el significado de un objeto tal y como lo percibe el fotógrafo, una puerta de entrada a cualquier tema en un reportaje periodístico, o el mejor reclamo posible en la carta de un restaurante. El ser humano, convertido en consumidor, encuentra la motivación para la compra de un producto en su imagen exterior o en cómo un fotógrafo la ha captado anteriormente. Pero ¿qué hay detrás de cada fotografía?

Sabormadrid.es tiene la oportunidad de conversar con VCrown, fotógrafo especializado en lifestyle e imagen gastronómica, que entre otros personajes ha trabajado con importantes chefs de la talla mundial de Ferran Adriá, Joan Roca o Quique Dacosta. ¿El objetivo? Intentar conocer, desde su experiencia, cómo nace una fotografía gastronómica.

Su carrera fotográfica, su “quinta profesión” como confiesa, nació a través de los viajes. Formado en Relaciones Internacionales, Economía, Política Internacional y Derecho Internacional en la universidad John Hopkins de EEUU, opositó sin éxito a las Naciones Unidas y a la Unión Europea –según él, “lo que en un principio podía parecer un fracaso ha acabado dándome mucha alegría”. Es precisamente esta vertiente internacional y sus inquietudes personales la que, junto a su trabajo como Director de Exportación para Asia, América y Europa del Este en una empresa de commodities la que le llevó a viajar, y con ello a la fotografía.

Según confiesa Crown, un paso trascendental para su vida fueron los “viajes a los que llamo la civilización divertida, sitios como Pakistán, la India, Indonesia, Filipinas, los que me abrieron los ojos a la vida”. Sus continuos viajes, de hasta tres semanas por mes, produjeron que su mente no fuera “capaz de asimilar todo lo vivido, así que cuando dejé de trabajar en exportación tuve dos años en los que me llegaban flashes de los momentos vividos, y ahí es cuando decidí dedicarme a la fotografía en serio”.

Para Crown, la fotografía digital ha cambiado enormemente su profesión. “Creo sinceramente que la fotografía actual no vale para sacar la esencia o el alma de las personas; muy bueno tiene que ser el iluminador o el experto en iluminación de ambiente para crear ese efecto”. La luz es un punto clave. “Aunque puedo utilizar iluminación artificial, lo que realmente me gusta es fotografiar al cocinero en su propio ambiente, porque ahí es cuando realmente puedes sacar el máximo de él. Con un poco de paciencia se puede fotografiar cualquier cosa en cualquier ambiente”.

El fotógrafo no duda en definir como “muy complicado” su sector profesional. “En fotografía es muy complicado tener identidad propia. Es un medio en el que cualquiera puede ser competente, pero es un medio muy difícil para que alguien identifique una foto como tuya. Si alguien logra eso, ha conseguido algo muy interesante”.

En contra de lo que pudiera parecer, su fotografía es “muy rápida”. “Hace poco estuve trabajando con Quique Dacosta, y me preguntó cuánto tiempo iba a necesitar para hacer mi trabajo. Yo le contesté que apenas un par de minutos por cada plato”. Su técnica pasa por “ver con antelación dónde se va a colocar el plato, si me gusta el sitio lo acepto, y si no cambiamos de lugar. En realidad me conecto con el silencio y trato de ligar el plato con la personalidad del chef, realmente lo que me interesa es la personalidad del cocinero, porque creo que de su personalidad hay mucho en sus platos”.

Una de las claves de su secreto, respecto a su técnica fotográfica, es “huir de la fotografía tóxica, porque la fotografía gastronómica tiene que transmitir emoción, sentimiento y ganas de comerlo, pero hoy en día se utilizan demasiadas técnicas como los sprays, incluso pinturas, y eso modifica el arte del plato, lo convierte en una fotografía tóxica, muerta, que no dice absolutamente nada. El secreto es que quien vea la foto quiera cogerla, que sea tridimensional, que sienta lo que transmite”.

Fotografiar a Quique Dacosta fue uno de sus grandes retos hasta el momento. “No había hablado apenas con él, no tenía demasiadas referencias, fue una fotografía complicada. Cuando terminé, me sentí especialmente satisfecho de mi trabajo con él, porque es un personaje vergonzoso, con un hilo sutil que define un carácter fuerte, y yo quería retratar eso”.

De la misma forma, Crown no duda en señalar su trabajo con Joan Roca como el más gratificante. “Estuve cinco horas en El Celler de Can Roca, y las experiencias que tuve allí fueron tremendamente gratificantes. Tenía un equipo de 65 cocineros, se hizo un silencio brutal, trascendental. El ritmo de los camareros, el detalle de las cosas. Estaba fotografiando en la cocina, y me di cuenta de que tenía tres camareros detrás, listos para servir unas comandas en sala, y estaban esperando con una sonrisa. Cuando acabé vi que eso no era solo entrenamiento, sino que es algo que se lleva en la genética, y que define muy bien lo que es Joan Roca”.

Trabajar con grandes nombres es, para el fotógrafo, algo “fascinante”. “Adriá, Dacosta y Roca son personajes que definen muy bien lo que es actualmente la cocina española. Adriá es muy daliniano, observa a una velocidad insultante, y su mente va tres pasos por delante de ti. Es como un jugador de ajedrez, pero con un toque esperpéntico. Ferran es lo más cercano que he estado de un genio, rápido, audaz, a veces muy del sistema pero como todo genio, también es capaz de ponerse al otro lado”.

A Joan Roca le define como “metafóricamente, un Leonardo Davinci, un domador del tiempo. Es una persona que te deja huella. Tiene austeridad, tiene elegancia, orden y harmonía”. Dacosta, por su parte, es un “cabalista, es ciencia, inspiración combinada con la tradición de la gastronomía”. Para Crown, son “tres personajes fascinantes, a los que me encanta fotografiar, porque lo que busco es retratar la psicología del chef”.

Sus primeros recuerdos gastronómicos, sin embargo, tienen poco que ver con la alta cocina. “Asocio la comida a mi madre. Los recuerdos que tengo son olores más que sabores, y mucha gente deambulando. Para mí, la comida es familia y compartir. Recuerdo el olor a vainilla de cuando mi madre hacía flanes. Es un olor muy intenso y cálido”. Recuerdos que poco o nada tienen que ver con su experiencia profesional. “Pertenecen a otro ámbito sensorial. La alta cocina tiene un toque de espectáculo, y los recuerdos de la comida de la infancia tienen notas de alegría, chillidos, carreras y juegos. Recuerdo la comida de mi infancia llena de juegos, mientras que la alta gastronomía es más espectáculo e inducción a experimentar”.

Crown no duda en citar su plato favorito. “Es un pimiento de piquillo de Quique Dacosta que resultó ser sandía. Todavía estoy asimilándolo. La verdad es que como de todo sin hacerle ascos. Pruebo, siento y luego lo coloco en algún lugar de la mente, pero siempre recuerdo lo que como”. Y las comidas, mejor “en compañía, de amigos o familia. Comer solo es muy triste”.

La figura de los sumilleres es clave para el fotógrafo. “En las comidas disfruto tomando vino o champagne. Y si tengo la suerte de que un sumiller te haga un maridaje la cosa ya pasa a otra galaxia. La labor de los sumilleres es esencial para llevar la alta cocina a las cumbres sensoriales”.

Al repasar sus proyectos de futuro, llegando prácticamente al final de nuestra agradable charla, Crown señala que pronto fotografiaría a Luis Andoni Aduriz (Mugaritz). “Llevo dos años queriendo fotografiarle, pero este año he pasado 10 meses trabajando en San Francisco y no he podido, pero en septiembre voy a cumplir este deseo. Algo que también quiero hacer es fotografiar a David Muñoz de Diverxo, restaurante que también recomiendo, y a Keller en el French Laundry de California”.

De la misma forma, el fotógrafo se ilusiona al pensar en otro proyecto de futuro. “Lo ultimo que tengo en marcha es un libro de retratos de los mejores chefs de España. Una serie en la que aparecerán dos retratos por cocinero, uno a color y otro en blanco y negro junto a uno de sus platos. Otro de los proyectos que tengo en marcha es un Mapa Humano de las grandes ciudades de Europa. Retratos callejeros de Madrid, Barcelona, Berlín, Londres, Paris, etc. divididos por barrios. Este proyecto me hace mucha ilusión. Estamos buscando un escritor de prestigio y con el que tenga afinidad para que él escriba y yo fotografíe”. Sin duda, en Sabormadrid.es estaremos más que atentos a estos proyectos.

Fotografías: VCrown