Nada más entrar pensarás que te has colado en el mismísimo cuento de Hansel y Gretel, ya que el acceso recuerda a chuchelandia, con sus casas de galletas y chocolate. Además, un precioso photocall inspirado en Alicia en el País de las Maravillas será parada obligatoria para que todos los visitantes posen con la mejor de sus sonrisas.

Pasear rodeado de caramelos, gominolas y decoración navideña se ha convertido en un sueño hecho realidad para todo aquel que quiera acercarse al Mercado de San Antón.

Esta navideña actividad consiste en la visita a una exposición de platos ilustrados por el artista Eduardo Masías, cuya temática gira en torno a su visión gastronómica de los grandes cuentos clásicos a través de ocho paneles. Pero además, “La Comida en los Cuentos” es una experiencia escénica y visual para niños y mayores, ya que el espacio se ha transformado en un cuento ambientado en esta bonita época del año gracias a una escenografía absolutamente espectacular.

La entrada a la exposición es gratuita y este viaje al país de los cuentos de la mano de un ‘mercado de cuento’ se prolongará hasta el próximo ocho de enero.

De mercadillo callejero en el siglo XIX a referencia de productos delicatessen.

El afamado mercado de San Antón ocupa actualmente el solar que produce la intersención de las calles Augusto Figueroa, Barbieri y Libertad pero, aunque no todo el mundo lo sabe, no siempre fue así. En un principio era simplemente un mercadillo callejero que abastecía el barrio de Justicia, una zona de Madrid que había crecido mucho en el siglo XIX al dar cobijo a los emigrantes que llegaban procedentes del campo. Era tan popular que Pérez Galdós lo citó en la segunda parte del libro de Fortunata y Jacinta.

Con el fin de evitar la suciedad y los malos olores, el Ayuntamiento de Madrid cedió un solar para la construcción del nuevo mercado de San Antón en la manzana aledaña, entre la calle Libertad y Barbieri. La obra fue proyectada por el arquitecto Carlos de la Torre y Costa y su construcción finalizó en el año 1945 siendo el propio alcalde, D. Alberto de Alcocer y Ribacoba (1886-1957), el encargado de presidir el acto.

El nuevo edificio, desafortunadamente, carecía de personalidad e interés arquitectónico. Fue construido íntegramente en hormigón y se recurrió al continuo uso de pilares para disminuir la utilización de acero, un metal muy dificil de conseguir por la escasez y precio debido a la situación que vivía Europa en esos momentos. A pesar de ello, el mercado gozaba de gran popularidad y se convirtió de nuevo en una plaza pública de encuentro donde los vecinos se daban cita diariamente.

A comienzos de los años setenta la vida del barrio comenzó a degradarse, viviendo su peor época en los años noventa. El mercado fue testigo de la desaparición del comercio y no pudo evitar los efectos de las grandes expansiones urbanas. En el año 2002 el Ayuntamiento de Madrid incluyó al Mercado de San Antón en su Plan de Modernización y Dinamización de los Mercados de Madrid y decidió construir un mercado adaptado al nuevo barrio y los nuevos tiempos y convirtiéndolo en lo que hoy conocemos.

Mercado de San Antón

C/ Augusto Figueroa, 24