Los grandes ventanales del local y la galería de máscaras de diablos de madera talladas a cuchillo por artesanos mexicanos, funcionan como la entrada perfecta al espacio secreto más canalla. La parte baja de LA DIAVLA se ha convertido este último año en uno de los clubs clandestinos más aclamados de todo Madrid… donde todo es posible.
A medida que cae la noche, LA DIAVLA te seduce, te atrapa, transformándose poco a poco en un club con aires clandestinos. Después de una rica cena cuyos platillos 100% mexicanos te habrán transportado al México más auténtico, al fondo de la sala se vislumbran unas sugerentes cortinas negras que te darán acceso a los infiernos…
Al bajar las escaleras, la atmósfera comienza a tornarse misteriosa. Paredes negras combinadascon cristaleras iluminadas cubiertas por botes de cristal tapados por una enigmática mano demujer comienzan a crear un halo de misterio.
Y al llegar al final… la sorpresa. Se abre una gran sala que transporta a los clubes neoyorkinos delsiglo XX pero con un toque canalla, jugando con sofás Chester vintage mezclados con obras mexicanas locales trasgresoras. Un cuadro de Frida Kahlo con lagrimas coloreadas cayendo desus ojos u otro de dos luchadores libres besándose apasionadamente, se combinan con paredesy suelos sobrios oscuros que forman un juego de contrastes exquisito.
Al fondo, una barra iluminada con decenas de botellas que conforman el escenario perfecto paradegustar una amplia propuesta de licores, entre los que destaca la variedad de tequilas y mezcales 100% agave que han sido seleccionados cuidadosamente. Un rincón donde se fundenhistoria y placer en un ambiente acogedor y multicultural.
El bartender, tras muchos años de experiencia, ayuda a cada cliente a descubrir la historia, elsabor y buen hacer de los diferentes productos heredados de ese México prehispánico y sustécnicas de destilación y mezcla.
Todo ello acompañado del mejor deephouse y techhouse a cargo del DJ residente encargado deinyectar el ánimo necesario para calentar motores y darle rienda suelta a la noche. Notasmodernas que se mezclan con el ambiente canalla y elegante creando un espacio “underground”donde volverse loco está permitido. Un día son mariachis los que se encargan de dar la nota, perono es sorpresa ver a luchadores libres ofreciendo chupitos desde lo alto de las barras… Y es que, lo que pasa en la Diavla, se queda en la Diavla.