Los beneficios de una dieta equilibrada son incuestionables, tanto si realizamos un ejercicio que requiera un gran esfuerzo físico como si la disciplina deportiva se centra más en el trabajo de la mente, en cuyo caso la alimentación también juega un papel decisivo. De hecho, aunque no se practique ningún deporte, ya sea físico o mental, es importantísimo que le demos a nuestro cuerpo la cantidad necesaria de nutrientes; ni más, ni menos, sino los suficientes para que el organismo funcione de manera correcta. Uno de los alimentos que más está dando que hablar en los últimos días por sus grandes ventajas para nuestro organismo es el kéfir, un yogur a base de leche fermentada por un hongo.

A pesar de que su consumo parece haberse puesto de moda desde hace muy poco tiempo, lo cierto es que el kéfir forma parte de las dietas del Cáucaso, región de la que procede, desde hace miles de años. El kéfir es una leche fermentada que se diferencia del resto de bebidas fermentadas porque se fabrica a partir del grano de kéfir que contiene una mezcla compleja de levaduras y bacterias que aportan unas propiedades específicas a la leche de la que proceden y cuyo aspecto es similar al de la coliflor. A pesar de que en teoría la consistencia es semejante a la de una leche tradicional, generalmente se opta por dejar más tiempo fermentando la mezcla de leche y granos de kéfir para que adquiera la textura de un yogur. Además, es importante tener en cuenta que la mezcla con leche (generalmente de vaca, burra, cabra u oveja) no es la única que existe ya que los granos de kéfir también se pueden mezclar con agua, té o incluso otro tipo de líquidos.

Los beneficios del consumo de este tipo de alimento para nuestro organismo son muy numerosos y variados. El principal y más alabado es el estar en el grupo de alimentos que ayudanrecrear nuestra flora intestinal ya que contiene más de 30 microorganismos diferentes que se alojan en el intestino y ayudan a mantener el equilibrio entre las bacterias intestinales, eliminando aquellas que son perjudiciales para la salud. Es por ello por lo que este tipo de bebida fermentada es aconsejada para facilitar la digestión y atenuar y combatir diferentes afecciones digestivas como el estreñimiento, la diarrea, el síndrome del intestino irritable o diversas infecciones intestinales. A nivel digestivo, el kéfir también ayuda a una mejor absorción de vitaminas y minerales debido a su capacidad para neutralizar los efectos producidos por el ácido fítico.

Además, y gracias a su condición de probiótico, el kéfir tiene una gran cantidad de efectos sobre nuestro sistema inmunológico, reforzando nuestras defensas y aumentando la protección natural contra infecciones bacterianas, como las causadas por H. Pylori, la Salmonella y la E.coli. Si se opta por la mezcla tradicional con leche, el kéfir será una fuente rica en calcio y vitamina K, dos nutrientes de vital importancia a la hora de conseguir una salud ósea óptima. Además el kéfir, que también es una fuente de fósforo y potasio, ayuda a mantener los niveles de colesterol en sangre así como a disminuir las inflamaciones causadas por las alergias.

A todo ello debemos sumarle su cualidades antioxidantes, ya que la Universidad de Kafkas en Turquía llevó a cabo un estudio a principios de milenio que vino a demostrar que el kéfir tiene una mayor eficacia antioxidante que la vitamina E. También se le considera como uno de los alimentos que pueden prevenir el cáncer, aunque hay estudios que demuestran que este dato está relacionado más con el hecho de que el kéfir refuerza y activa el sistema inmunológico que con una actividad anticancerígena.

Como vemos, los beneficios del consumo de kéfir son muy numerosos. Ahora la pregunta es: ¿dónde lo conseguimos?

Este yogur de moda puede adquirirse en grandes superficies en la sección de lácteos, pero debido a su sencilla elaboración es más recomendable hacerlo por nuestra cuenta. Para ello, lo único que deberemos hacer será mezclar los granos de kéfir con la leche/agua/té (3 cucharas por cada litro de líquido) en un recipiente de cristal o plástico y dejarlo fermentar durante 24h a temperatura ambiente. Después del proceso de fermentación (que podemos ampliar a 36h si queremos una textura más densa y un sabor más ácido) colaremos el líquido y lo guardaremos en la nevera, listo para consumir. Es muy importante que todos los utensilios que empleemos para su elaboración no sean de metal, pues pueden contaminar y dañar a las bacterias.

El kéfir es pues un producto tradicional que se presenta en la actualidad como uno de los fermentos occidentales con mayor número de beneficios para nuestro organismo. Esto, unido a su amplia variedad y a su elaboración sencilla, hacen de él el yogur de moda.