Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud. Este año lo hace con un tema más gastronómico que nunca: La inocuidad de los alimentos.  Un tema muy importante y que preocupa profundamente a los servicios sanitarios, ya que se estima que más de 2.000 personas mueren al año por ingerir alimentos insalubres. Es importante saber lo que comemos y sobre todo saber que está libre de bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas  nocivas que pueden perjudicar nuestra salud.

Hay alimentos con los que se debe tener más ojo, sobre todo ahora que empieza a llegar el calor y los productos se ven expuestos a temperaturas inadecuadas. Salir de viaje con el maletero hasta los topes de comida o que los platos estén sobre la mesa de una terraza esperando a que nosotros nos bebamos con calma una cerveza al sol son momentos que se deben evitar, ya que hay determinados alimentos que necesitan una conservación especial.

Las salsas que tanto gustan y que tan bien acompañan a las ensaladas tienen un gran potencial de peligrosidad. La mayonesas, ese acompañante que es capaz de hacer de cualquier plato una delicia y que pone el sabor a uno de los platos estrella de esta época: la ensaladilla rusa, es un producto con el que hay que tener extrema precaución. Sobre todo si se realiza de forma casera, ya que al utilizar huevo crudo puede ser causante de intoxicaciones alimentarias como la Salmonella si no se mantiene de forma adecuada.

Lo más recomendable si no se quiere prescindir de este acompañante es seguir una serie de pautas como: consumir la mayonesa al poco tiempo de realizarla, hacer la cantidad justa para no tener que guardar nada en la nevera y ser limpios a la hora de la preparación. En caso de que se vaya a mantener durante días es preferible comprar salsas de bote, aunque está claro que no sabe igual que la receta casera de mayonesa.

Otra de las claves para evitar cualquier intoxicación es la cocción de los alimentos. Comer platos crudos aumenta las posibilidades de contraer algún tipo de enfermedad por causas alimentarias. Una carne poco hecha, es decir, que no haya alcanzado las temperaturas adecuadas que se recomiendan en todo producto (65-70ºC), es más susceptible a seguir conteniendo población microbiana perjudicial para nuestro organismo.

Cocinar con los grados adecuados es algo que hay que tener muy en cuenta. Más ahora que llega el tiempo de las queridas barbacoas. Las prisas por tomar unas buenas costillas pueden hacer que la carne no llegue a la temperatura adecuada, o por el contrario que se deje demasiado tiempo en el fuego mientras hablamos con los amigos. Además hay que tener cuidado con la higiene, lavarse bien las manos e intentar ser lo más pulcro posible dentro del contexto «barbacoa».

Por último recordar que lo más importante para evitar la ingesta de alimentos tóxicos es tener muy en cuenta el proceso de descongelación y cocción de la comida, mantener limpia la zona de cocinar, vigilar las fechas de caducidad y no probar alimentos para comprobar su estado.