Hay épocas en las que es imposible huir de ciertas comidas. Así, en invierno tenemos las navidades y las cenas de interminables atracones y con la llegada del buen tiempo, las barbacoas son la estrella de todo evento gastronómico entre amigos y familiares.
Pero,  aunque en este tipo de comidas solemos “pasarnos un poco de la raya”, desde aquí os damos una serie de consejos para que podáis disfrutar del arte de la barbacoa cuidando tu nutrición.

Lo principal es cambiar el concepto de barbacoa como una comida literalmente dedicada a las carnes. Los pescados azules como las sardinas o algunos vegetales como los pimientos, el calabacín, el maíz o el tomate son alimentos sanos que tienen menos calorías y que a la brasa son el complemento ideal de una comida.
Lo mismo sucede con las barbacoas y las salsas.  Una gran parte de las calorías y grasas que ingerimos vienen de éstas, por lo que es recomendable evitarlas en la medida de lo posible.
Igualmente, si el comienzo de la barbacoa se inicia con una ensalada en vez de alimentos “para el picoteo” como son las patatas fritas, frutos secos, etc., lograremos saciar parte del hambre sin incurrir en atiborrarnos a alimentos extremadamente energéticos que además conllevan un gran aporte de hidratos de carbono, y fundamentalmente de grasas.
Lo siguiente es cuidar la bebida. Las barbacoas suelen ir acompañadas de un gran consumo de alcohol, y este tipo de bebidas precisamente dispara las calorías. Ya sea cerveza, tinto de verano o cualquier tipo de cocktail con alcohol, lo mejor es controlar las cantidades y sustituirlo  por opciones más sanas como la limonada.
Por último, no es poco común que entre unas cosas y otras, alguno de los alimentos se pueda “chamuscar” un poco. Hemos de tener especial ojo con este aspecto, porque además de que las carnes, pescados y verduras quemadas pierden parte de sus nutrientes, forman unos cuerpos tóxicos llamados benzopirenos, que ingeridos en dosis elevadas resultan cancerígenos.